Especial Xavi Hernández: Edición limitada

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A menudo nos preguntamos y discutimos entre nosotros que se necesita para ser un buen jugador de fútbol. Son muchas las respuestas y cualquiera puede ser válida. Partiendo de la base de unos conocimientos y aptitudes mínimas, podemos enumerar unas cuantas. Un buen jugador de fútbol es aquel que… tiene una potencia de carrera impresionante, una arrancada de 5 metros que deja clavado al rival, una conducción veloz que es capaz de sortear varios rivales, un salto y un remate de cabeza fuera de lo normal, un disparo de 30 metros inalcanzable para los porteros, un Robinho que hace 5 bicicletas seguidas… podemos enumerar muchísimas más, pero… alguien diría, un buen jugador de fútbol es, simplemente, Xavi. Hoy en día seguro que si. Posiblemente, no tenga ninguna de esas cualidades innatas de muchos jugadores de primera línea como Cristiano Ronaldo, Messi, Rooney, Robben… porque su fútbol, no se basa en la condición física que la naturaleza dotó a todos los demás. El tiene una condición adquirida. De la nada se ha formado y ha exprimido a lo máximo la esencia del juego. No hay jugador como él, es la palabra fútbol en estado puro. Es una edición limitada.

Yo recuerdo hace más de once años, la primera vez que me enfrenté a él. San Lázaro, 2ª división, Xavi jugaba en el Barsa Atlétic y yo en el Compostela. Éramos muy niños, 18 años. Recuerdo que de su equipo eran varios los jugadores a seguir, y que nuestro entrenador había destacado, entre ellos, a Xavi Hernández. Nadie podía imaginar lo que es ahora, o si?*. Desde el primer minuto, podía ver como un jugador bajito y con la mirada “perdida”, trataba el balón. Digo mirada perdida, porque fue la imagen que tengo de cuando le conocí por primera vez, como rival. Me daba la sensacion de que no pestañeaba jugando, no quería perderse ni una milésima de segundo lo que sucedia en el campo, veía todo, lo tenia todo controlado.

Meses más tarde, una convocatoria de Iñaki Sáez, para la Selección Española sub-20, nos unió en el mismo equipo. Jugamos varios torneos y partidos amistosos de preparacion del Mundial de Nigeria´99. Una vez jugando a su lado, te vas dando cuenta del gran jugador que es, de lo diferente que es. Llegó la lista definitiva para el Mundial, y emprendimos rumbo a Nigeria. Ahí , junto con el resto de compañeros, nos íbamos conociendo cada día más. Un mes conviviendo se hace muy largo. Esa larga estancia juntos, hizo que nos conocieramos más allá del fútbol, más allá de esos 90 minutos, donde un jugador muestra su dni futbolístico a todo el mundo. Allí, sobre todo, nos conocimos como personas, nuestro lado fuera de los terrenos de juego, nuestras bromas, nuestras risas, y Xavi seguía siendo el eje tanto dentro como fuera del terreno de juego. Mi alegría es doble cada vez que le veo jugar, por su fútbol, y por su sencillez como persona. Encaja perfectamente en el tópico de: Gran jugador y mejor persona.

Era el eje de nuestra selección y lo es ahora en la “grande”. Jugando a su lado era como en el colegio, si se te complicaba, se la pasabas al bueno. Salía de cualquier situacion crítica y limpiaba la jugada de tal manera, que parecía que para él, no existían los contrarios.

*Muchos de mis amigos o gente que me preguntaba a cerca del Mundial, y de quién era el mejor para mi , siempre nombraba a Xavi. Para mi, estaba un nivel por encima de los demás (todo esto sin desmerecer el trabajo de todos los demás, de los cuales podría hablar maravillas). Hace 11 años que siento debilidad futbolística hacia él, y él hizo que no me equivocara al decir que iba a ser el futuro de España y del Barsa. Xavi, tú sí que vales. Gracias “pelopo”.

Con aprecio de tu amigo y compañero, Pablo Coira.

(Esto es una dedicación especial a Xavi, pero sin olvidarme de los que nos están haciendo disfrutar junto con él en Sudáfrica, Casillas y Marchena. Igualmente a todos los integrantes de esa expedición de Nigeria´99, que gracias a todos, fuimos Campeones del Mundo).

Xavi Hernández y Pablo Coira